Correo del ERI Junio 2025

Un Viaje que Nunca Esperamos 

T.J. y Ellen Holt, pareja coordinadora de la zona Transoceánica del ERI

Nunca imaginamos que una mudanza a Texas nos llevaría por un camino que se extendería a través de océanos y continentes. En el año 2000, tras mudarnos desde el Medio Oeste por trabajo, nos encontramos en Kingwood (Texas) lejos de la familia, de los amigos y buscando nuevos vínculos. Fue entonces cuando descubrimos los Equipos de Nuestra Señora.

Nos unimos al Equipo 6 de Kingwood, en la Iglesia Católica St. Martha de nuestra localidad. Lo que encontramos fue más que un pequeño grupo de parejas, encontramos una familia. Nuestro Equipo se convirtió en el lugar donde podíamos compartir alegrías, penas y crecer en la fe y el amor junto a otras parejas cristianas. En una ciudad de extraños, encontramos amor y apoyo.

A lo largo de los años al aceptar diferentes servicios en el Movimiento, Responsables de Sector, de Región, de Provincia y finalmente responsables de la Super Región EE.UU, llegamos a entender algo hermoso: que cada «sí» lleva a una bendición más profunda. Con cada nueva oportunidad de servir, Dios nos reveló más de Su plan, y cada vez aprendimos más de las parejas increíbles que forman nuestro Movimiento.

Este es nuestro consejo para todas las parejas: cuando seáis invitados a un servicio, ya sea pilotando un nuevo Equipo, organizando un evento o siendo responsables de Sector, Región o Super Región, tomaos un tiempo para discernir en oración. Preguntad a Dios hacia dónde os está guiando, y si Él os está llamando, confiad y seguid adelante con fe. Os sorprenderéis de cómo Él os va a capacitar y bendecir a través de las vidas de las personas que os encontraréis a lo largo del camino.

Hoy tenemos el gran privilegio de servir como Pareja coordinadora de la Zona Transoceánica en el ERI (Equipo Responsable Internacional). Nuestra zona es amplia y maravillosamente diversa, incluyendo las Super Regiones de EE.UU y Trinidad y Tobago, Oceanía (Australia, Nueva Zelanda, Filipinas y Timor), y Transatlántica (Gran Bretaña, Irlanda, Ghana, Malawi, Zambia y Sudáfrica) así como las Regiones de Canadá e India.

Nuestro papel es fomentar una conexión más cercana entre el ERI y las realidades locales del Movimiento. Escuchamos. Acompañamos. Alentamos. Desde nuestro servicio ayudamos a cada Región y Super Región a sentirse parte de algo más grande, unidos en una misma misión, arraigados en el amor y abiertos al Espíritu.

Servir en el ERI nos ha mostrado que aunque tenemos diferentes idiomas, costumbres y culturas, estamos unidos en nuestro deseo de fortalecer a los matrimonios y crecer más cerca de Cristo. Aunque trabajamos con parejas de diversas partes del mundo, la esencia de los Equipos permanece: la amistad,la oración, la lectura de la Palabra,la Eucaristía y la ayuda mutua entre matrimonios.

Esperamos que cada miembro de Equipos sepa que el ERI está ahí para apoyarlos. Para escuchar sus experiencias. Para caminar con sus responsables. Para construir puentes alrededor del mundo. No importa dónde estén, no están solos. Los Equipos son una familia mundial y su fidelidad, sus oraciones y su presencia son profundamente importantes para nosotros.

Nuestras tres hijas: Samantha (investigadora postdoctoral en el MIT), Ashley (estudiante en la Universidad de Wisconsin) y Hannah (cosmetóloga en Houston) han crecido siendo testigos de nuestro caminar en los Equipos. Tenemos la esperanza de que ellas también lleven las semillas de esta misión al mundo: vale la pena fortalecer el matrimonio porque un amor arraigado en Cristo cambia nuestras vidas.

Queremos servir con humildad y estamos agradecidos de caminar este viaje con todos vosotros. Continuamos diciendo «sí” a la unidad, a la misión y a las bendiciones diarias que recibimos cuando confiamos en la llamada de Dios.


Carta a los ENS

Queridos Matrimonios, Consiliarios y Acompañantes Espirituales.

Desde el Encuentro internacional de Turín en Julio del año pasado, la Pareja Responsable del nuevo ERI me invitó a acompañarlos como Consiliario Espiritual.  Soy el Padre Augusto García, colombiano, sacerdote hace 41 años, miembro de la Compañía de los Padres de San Sulpicio y actualmente sacerdote de la Arquidiócesis de Edmonton, en la Provincia de Alberta, Canadá.  A esta Arquidiócesis fui enviado por mi comunidad sulpiciana hace ya veinticinco años.  En esta hago parte del equipo de formadores del Seminario St. Joseph, Párroco de la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe que sirve a la comunidad hispana de la Ciudad y también Consiliario de algunos Equipos.

Animado por ERI quiero compartirles brevemente en esta carta mi experiencia con los ENS que hare en tres etapas.

1ª Etapa: Conocimiento y profundización del Carisma de los ENS

Mi primer contacto con los ENS fue en Brasilia, Brazil.  Como sucede con muchos consiliarios, allí por primera vez tuve conocimiento de la existencia de los ENS porque una pareja me invito a ser consiliario de su Equipo.  Acepte justo porque me prometieron que ellos y el Equipo me enseñarían eso de ser consiliario.  Efectivamente así lo hicieron durante casi diez años.  Lo subrayo porque en los equipos: Matrimonios y Consiliarios estamos en permanente formación y crecimiento recíproco.  Recuerdo que me dieron algunos libros y folletos sobre los ENS que leí con atención.  Encontré en estos una rica reflexión espiritual y teológica que me entusiasmó inmediatamente, pero hubieran sido letra muerta sin el espíritu del carisma vivido por las parejas.  Me entusiasmaba mucho más ver cómo las reflexiones sobre el carisma y el espíritu de los ENS adquiría rostro, nombres y corazones en las parejas que a diario se esforzaban por vivir su espiritualidad conyugal.  Sin duda mi conocimiento y profundización sobre los ENS lo obtuve en mi relación personal con las parejas y con los equipos que acompañé.  Con los matrimonios experimenté en el cotidiano de la mesa compartida con ellas y sus familias, y en la reunión mensual lo que en la Guía de los Consiliarios se conoce como la “complementariedad de sacerdotes y matrimonios”.  No deja de ser esta una de las muchas intuiciones que tuvo el Padre Caffarel y que continúa siendo verdad en el seno de cada equipo.  En esta primera etapa de mi vida con los equipos, el Espíritu de Dios estaba preparando la siguiente mediante el afecto, el cariño y el testimonio de las parejas que acompañé en Brasilia.  Nunca conseguiré agradecerles lo suficiente a cada una de ellas, pero lo hermoso de los ENS es que tienen rostro y nombres que guardamos en lo profundo de nuestro corazón.

2a. Etapa: fundación y expansión del movimiento

Esta etapa comenzó hace veinticuatro años en el 2001. Con la experiencia y el entusiasmo acumulados en Brazil mi primer objetivo fue iniciar los ENS en la parroquia. En mayo del próximo año estaremos celebrando los 25 años de su fundación en Edmonton y en el Oeste de Canadá. Sin muchos recursos, aun de materiales de orientación básicos, comenzamos con la confianza puesta en el Señor. Agradecemos a la Super Región de Estados Unidos que nos ofrecieron su apoyo logístico y aún económico en esos primeros años. El espíritu misionero germino en las parejas como respuesta a su vocación matrimonial ahora avivada y enriquecida con el carisma de los ENS. Desde Edmonton las parejas equipistas fundaron equipos en otras ciudades de la provincia de Alberta como Calgary, Fort McMurray, Saint Paul y aun fuera de Alberta en la ciudad de Winnipeg en la provincia de Manitoba. La misión y el servicio en los ENS es siempre fruto de la vocación nutrida y fortalecida a diario con la práctica de los Puntos Concretos de Esfuerzo no como su fin sino como sus herramientas. Con el crecimiento y expansión de los ENS en esta parte del Canadá he experimentado lo que escribe San Pablo: “Yo plante y Apolo rego, pero el que ha hecho crecer es Dios” (I Cor 3,6). Mi agradecimiento a aquellas parejas fundadoras de los ENS en Edmonton, a todas aquellas que con ánimo generoso se pusieron en camino para crear equipos aquí y en otras ciudades. Juntos desde ahora demos gracias a Dios por estos primeros veinticinco años de los ENS en esta región Oeste de Canadá.

3a. Etapa: Servicio a la comunión y al discernimiento colegial en el Movimiento 

Esta etapa tiene que ver con mi servicio como consiliario espiritual del ERI. Todos sabemos bien que la presencia y compañía del sacerdote es una característica esencial de los Equipos de Nuestra Señora desde el Equipo de base hasta el Equipo responsable internacional. Durante este ano junto a las parejas del ERI he descubierto que mi tarea como consiliario es fundamentalmente un servicio a la comunión y al discernimiento colegial del ERI. De comunión, en primer lugar, con la persona de Jesucristo. Por esto, cada vez que nos reunimos, la oración de la mañana en equipo es preparada con anticipación y orientada con gran devoción. La celebración de la Eucaristía al final de cada jornada es una acción de gracias por la tarea realizada y un acontecimiento de comunión donde presentamos ante el altar todos los equipos del mundo. También se prepara los meses previos a nuestra reunión. La homilía nunca falta. Me alegra saber que por el sacramento del sacerdocio ministerial, Cristo se hace presente, santifica cada pareja y nos une en su amor. De la celebración eucarística nace la comunión entre las parejas del ERI, se fortalece la fraternidad y se animan mutuamente en la misión. El servicio en el discernimiento colegial del ERI es ese recordar permanente de acoger la presencia del Espíritu Santo en el ejercicio de la escucha mutua, de la libertad respetuosa al exponer nuestras diferencias, en el descubrir juntos los signos del Reino de Dios en los logros y dificultades en cada lugar donde se encuentran las parejas equipistas. Como consiliario no me pienso director del ERI, las parejas son las responsables de toda orientación y decisión, pero les confieso que todas ellas escuchan con atención a su consiliario y en muchas ocasiones piden su opinión. Creo no faltar a la confidencialidad si les cuento que también la pareja responsable discute con su consiliario previamente distintos temas que deben presentar a las demás parejas del Equipo Internacional. En definitiva, durante este tiempo en el ERI, mucho más que ser un consiliario, han sido cada una de las parejas personalmente y como equipo las que me han hecho sentir su consiliario con todo lo que este término significa en los ENS. Al terminar estos rápidos apuntes quiero pedirles a todos los matrimonios, consiliario y acompañantes que oremos mucho por los equipos en el mundo y particularmente por el actual ERI que con mucho amor y generosidad dedican su tiempo a discernir en el Espíritu del Señor lo que es mejor para cada pareja y para el Movimiento en el mundo y en la Iglesia actual.