Carta Fundacional de los Equipos de Nuestra Señora (1947 – 1977)

LA RAZÓN DE SER DE LOS EQUIPOS

Vivimos en una época de contrastes. Mientras por un lado triunfan el divorcio, el adulterio y el neomaltusianismo, por otro lado menudean los esposos que aspiran a una vida íntegramente cristiana. Algunos de estos matrimonios han fundado los Equipos de Nuestra Señora. Ambicionan llegar al límite de sus promesas bautismales. Quieren vivir para Cristo, con Cristo y por Cristo.

 

Se entregan a Él incondicionalmente.

Quieren servirle sin discusión.

Le reconocen como Jefe y Señor de su hogar.

La norma de su familia es el Evangelio.

Quieren que su amor, santificado por el Sacramento del Matrimonio, sea una alabanza a Dios,

un testimonio para los hombres, dando pruebas evidentes de que Cristo ha salvado el amor, una reparación por los pecados contra el matrimonio. Quieren ser en todas partes misioneros de Cristo.

 

Entregados a la Iglesia, quieren estar siempre dispuestos a responder a la llamada de su obispo y de sus sacerdotes.

Aspiran a ser competentes en su profesión.

 

Quieren convertir todas sus actividades en una colaboración a la obra de Dios y en un servicio a los hombres.

Al conocer su propia debilidad y el límite de sus fuerzas, pese a que su voluntad es ilimitada, porque experimentan a diario la dificultad de vivir cristianamente en un mundo paganizado, y porque tienen una fe inquebrantable en la eficacia de la ayuda mutua fraterna.

han decidido formar equipo

Sus Equipos no son guarderías de adultos de «buena voluntad», sino una fuerza de choque formada por voluntarios.

Nadie está obligado a ingresar ni a permanecer en ellos. Pero los que ingresan deben seguir el juego noblemente.

 

SENTIDO DEL NOMBRE

La palabra «equipo», que se ha elegido con preferencia a cualquier otra, implica la idea de una finalidad precisa, perseguida activamente y en común.

Los Equipos están bajo el patrocinio de Nuestra Señora. Con ello quieren subrayar la voluntad de servirla y su seguridad de que Ella es el mejor guía para llegar hasta Dios.

MÍSTICA DE LOS EQUIPOS

Ayuda mutua

No hay vida cristiana sin fe viva. No hay fe viva y progresiva sin reflexión. En realidad, muchos cristianos casados renuncian a todo esfuerzo de estudio y meditación porque no se dan cuenta de su importancia, o por falta de tiempo, de dirección y entrenamiento Por eso su fe permanece siempre imperfecta y frágil; su conocimiento de los planes divinos y de las enseñanzas de la Iglesia, es muy superficial y fragmentaria. Conocen mal los caminos de la unión con Dios. Tienen una idea muy pobre de las realidades familiares: matrimonio, amor, paternidad, educación, etcétera. Consecuencias: poca vitalidad religiosa, irradiación muy limitada.

Los matrimonios de los Equipos quieren reaccionar, y en consecuencia se esfuerzan en profundizar sus conocimientos religiosos y en medir las exigencias de Cristo y ajustar a ellas toda su vida.

Persiguen este esfuerzo conjuntamente.

 

No se trata sólo de conocer a Dios y sus enseñanzas, sino de ir a su encuentro. Al estudio hay que añadir la oración. Del mismo modo que unos se ayudan a estudiar, en los Equipos se ayudan a orar. Ruegan los unos con los otros.

«En verdad os digo, que si dos de vosotros en la tierra se juntan para pedir cualquier cosa, les será otorgada por mi Padre que está en los Cielos. Porque, allá donde dos o tres se han reunido en mi nombre, estoy Yo entre ellos.»(Mateo XVIII, 19-20.)

Fortalecidos con la promesa del Señor, los hogares de los Equipos procuran no perder de vista la presencia de Cristo entre ellos y practican alegre y confiadamente la oración en común.

 

¿No es una ilusión pretender ayudar a los amigos a mantener su vida espiritual, Sí no se les ayuda previamente a superar sus preocupaciones y dificultades? Por eso los hogares de los Equipos practican ampliamente la ayuda mutua, tanto en el plano material, como en el moral, obedeciendo así al consejo de San Pablo: «-Llevad los unos las cargas de los otros y así cumpliréis la Ley de Cristo.» (Gálatas VI, 2.)

Y así se esfuerzan en satisfacer la cuádruple exigencia de la amistad fraternal: dar; recibir (es más difícil que dar); pedir (aún más difícil); saber rehusar (la simplicidad en el pedir no puede existir donde no haya la simplicidad en rehusar el servicio solicitado, cuando no puede otorgarse sin demasiada dificultad),

 

Testimonio

Los paganos quedaban admirados ante los primeros cristianos. Los Hechos de los Apóstoles (4,

  • nos dicen que: «Eran un solo corazón y una sola alma.» Decían al verlos: «Mirad cómo se aman.» Y la admiración conducía a la adhesión. ¿Habrá perdido la caridad fraterna en el siglo XX el poder de seducción que tenía en los primeros tiempos de la Iglesia?. Los Equipos de Nuestra Señora creen que hoy, lo mismo que entonces, se conquistarán a los incrédulos para Cristo Si ven a unos matrimonios cristianos que se aman verdaderamente y se ayudan unos a otros a buscar a Dios y a servir a sus hermanos. De esta manera el amor fraterno, sobrepasando la ayuda mutua, se convierte en testimonio (1).

 

DISCIPLINA DE LOS EQUIPOS

Esta mística de los Equipos exige una regla con el fin de ser viva y duradera. La mística y la regla, lo mismo que el alma y el cuerpo, no pueden prescindir una de otra: la mística debe ser el alma de la regla; la regla, el soporte y la salvaguardia de la mística.

La regla debe ser lo suficientemente ligera para no poner trabas a la personalidad y a la misión de cada matrimonio; lo suficientemente dura para preservarlo de la molicie.

 

El equipo

Se compone de 4 a 7 matrimonios, uno de los cuales es el responsable. Es importante no sobrepasar este número, ya que entonces se hace difícil conseguir intimidad y pierde calidad.

 

La reunión mensual

La amistad soporta mal una prolongada separación. Exige el trato; por esta razón el Equipo se reúne por lo menos una vez al mes1.

He aquí el esquema de una reunión mensual:

 

COMIDA EN COMÚN

Es aconsejable iniciar la reunión mensual con una comida conjunta, unas veces en un hogar y otras en otro (desde luego, dentro de lo posible). Los hombres no han encontrado todavía nada mejor para reunirse y para crear unos lazos de amistad. ¿No es así como se reúne la familia? ¿No es la comida eucarística la que reúne a los hijos de Dios? Los Hechos de los Apóstoles nos dicen que los primeros cristianos «partían juntos el pan en sus casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón.» (Hechos II, 46.)

 

ORACIÓN EN COMÚN

La oración en común es el sistema más útil para unirse en profundidad, para lograr un alma común, para cobrar conciencia de la presencia de Jesucristo entre los suyos. Pero la oración sólo logra todo eso cuando, al ser bastante prolongada, ayuda a olvidar las preocupaciones, e implantar el silencio. Se dedica a ella por lo menos quince minutos antes del cambio de impresiones.

Los matrimonios ponen en común sus intenciones, precisamente antes de la oración. Para lograr que todos las adopten, deben presentarse con suficientes detalles y dar la impresión de que los que las recomiendan tienen mucho interés en ellas.

Luego, y con el fin de tenerlas en cuenta en la oración, se citan las intenciones actuales de la gran familia católica (por ejemplo: cristianos perseguidos, una misión comprometida, un determinado esfuerzo de apostolado, las vocaciones sacerdotales, etcétera).

Pera que esta oración en común ensanche los corazones y los haga latir al ritmo de la Iglesia, se compondrá primeramente de salmos, oraciones e himnos litúrgicos, que se indicarán a los equipos a través de la Carta Mensual.

La segunda parte de la oración puede confiarse a la inspiración de una o varias familias; pero conviene prever un tiempo de silencio a fin de permitir que cada uno tenga un contacto más Intimo y personal con Dios.

 

PARTICIPACIÓN Y PUESTA EN COMÚN

En las reuniones mensuales hay que reservar un momento (puede ser durante las comidas) para la puesta -en común de las preocupaciones familiares, profesionales, cívicas, de los éxitos o fracasos, de los descubrimientos, penas y alegrías.

Después de la oración se dedica unos instantes a la »participación» sobre las obligaciones de la Carta. Cada matrimonio dice francamente si durante el mes transcurrido ha observado las obligaciones que le corresponden según la Carta. No cabe duda de que existe un rincón intimo v personal que no debe descubrirse bajo pretexto de la amistad. En los Equipos se ha reaccionado contra este impudor, actualmente harto frecuente, de unos matrimonios que no tienen inconveniente en descubrir a todo el mundo sus problemas de vida conyugal. Pero hecha esta reserva, qué bien cuadra, dentro de la línea de la verdadera caridad evangélica, practicar esta participación y recurrir con toda sencillez a la ayuda mutua fraterna! ¡Cuántos hogares se salvaron de la mediocridad, cuando no de la quiebra, el día en que ya no se encontraron solos para luchar!

 

CAMBIO DE IMPRESIONES

Las conversaciones que no tienen lugar en la presencia de Dios, corren el riesgo de caer en el diletantismo; la mente juega con las ideas, el corazón no presta atención a las verdades que le obligarían a cambiar. En los Equipos hay que esforzarse en ser totalmente leales; toda verdad mejor conocida se ha de inscribir en nuestra vida.

Los cambios de impresiones sólo son fecundos en la medida en que se han preparado. Por lo tanto, los esposos han de examinar juntos el tema de estudio y mandar por escrito sus reflexiones al hogar designado para dirigir el cambio de impresiones próximo, unos días antes de la reunión. Esta obligación que se les impone de dedicar un tiempo de reflexión conjunta cada mes, se ha comprobado que resulta muy fructífera.

La ayuda mutua en el estudio exige que el cambio de Impresiones sea preparado por todos. Aún es más necesaria en el terreno del estudio que no en el terreno material, en el que cada uno podría sentir escrúpulos de recibir sin aportar nada a los demás.

Los temas de estudio no se dejan a la libre elección de los Equipos. Los proporciona el Centro Director, no en nombre de un autoritarismo arbitrario, sino a fin de ayudar a adquirir una visión lo más completa posible del pensamiento cristiano y de iniciarse en una auténtica espiritualidad conyugal y familiar, los tres primeros años se dedican a los temas fundamentales. Primer año: Amor V Matrimonio. Segundo año: Fecundidad. Tercer año: Los caminos de unión con Dios.

Después da estos tres años, los equipos podrán escoger entre diversas series de temas, para cada uno de los cuales se indican -lo mismo que para los anteriores- plan de trabajo, cuestionarios y referencias.

No es preciso decir que pueden organizarse reuniones suplementarias -para tener otros cambios de impresiones o, sencillamente, para fomentar la amistad.

 

Obligaciones de cada matrimonio

Como hemos visto, los matrimonios vienen a buscar ayuda en los Equipos. Sin embargo, esto no les dispensa de esfuerzos. Para orientarlos y respaldarlos, los Equipos les piden:

 

  1. Que se fijen ellos mismos una regla de vida. (La gran diversidad de matrimonios no permite establecer la misma para todos.) Sin regla de vida, el capricho preside a menudo la actitud religiosa de los -esposos, actitud que deriva en puro desorden. Esta regla de vida (no creamos necesario indicar que cada cónyuge debe tener la suya propia) no es sino la determinación de los esfuerzos que cada cual comprende que debe imponerse para responder mejor a la voluntad de Dios sobre sí mismo.

No se trata de multiplicar las obligaciones, sino de precisarlas con el fin de afirmar la voluntad y evitar ir a la deriva. Es recomendable el consejo y control de un sacerdote, a fin de evitar lo mismo su exceso que su insuficiencia.

No es obligatorio dar a conocer al equipo la regla da vida adoptada ni la manera cómo se observa. Hagamos notar, sin embargo, que muchos sienten la satisfacción de haber hecho llegar hasta ahí la ayuda mutua.

 

  1. Rezar juntos y con los hijos, una vez al día, en la medida de lo posible, puesto que la familia, como tal, debe un culto a Dios y porque la oración conjunta tiene una gran fuerza.
  2. Recitar diariamente la oración de los Equipos, uniéndonos en espíritu a todos los hogares que los forman.
  3. d) Practicar mensualmente el deber de sentarse. Es la ocasión, para cada hogar, de fijar el rumbo a seguir.
  4. Examinar entre esposos el tema de estudio mensual y mandar por escrito sus consideraciones antes de la reunión; asistir a esta reunión.
  5. Leer cada mes el editorial de la Carta Mensual.
  6. g) Practicar anualmente ejercicios en completo retiro. .Deben durar como mínimo 48 horas y, a ser posible, asistir el marido y la esposa. Antes del compromiso del equipo sólo son obligatorios unos Ejercicios.
  7. Dar cada año, a modo de cotización, el fruto de una jornada de trabajo, para asegurar la vida material y el progreso de la agrupación, a la que deben, en parte, su enriquecimiento espiritual.
  8. Buscar y acoger fraternalmente, cuando se presente la ocasión, a los hogares de los otros equipos.

 

ESTRUCTURAS DE LOS EQUIPOS

 

El Hogar Responsable de Equipo

Una breve fórmula define su papel y subraya su importancia capital. Es al responsable del amor fraterno. Debe lograr que el equipo sea un éxito de caridad evangélica y que cada hogar encuentre en él la ayuda necesaria.

Se le recomienda encarecidamente preparar la reunión mensual con el Consiliario del equipo.

El Hogar Responsable es el que cuida de la unión con el Centro y, por él, con el conjunto de los Equipos de Nuestra Señora.

Cada mes envía a su Hogar de Enlace» la reseña de las actividades de su equipo. Estas reseñas permiten que cada equipo, por medio de la Carta Mensual, se beneficie con las experiencias de los demás. También permite conocer, en su caso, el estado de languidez de un equipo, en cuyo caso puede poner remedio el Centro Director. Todo equipo que no quiere o no puede seguir francamente el juego es eliminado. Se trata de una disciplina necesaria, puesto que muchas agrupaciones mueren asfixiadas bajo el peso de miembros inútiles que no han sido podados a tiempo.

Cuando el Hogar Responsable se ve obligado a excluir a un matrimonio que no observa los compromisos de los Equipos, debe hacerle comprender que si bien el interés general exige su separación, no deja por ello de contar con el mismo afecto. Cuidará en ese caso de que continúen siendo sólidos los lazos amistosos.

El Hogar Responsable es designado por los hogares del equipo en el momento da su fundación y después al finalizar el año de trabajo. El que ha ejercido esta función durante el año puede ser reelegido. El Centro Director puede rechazar su designación.

Este Hogar Responsable de equipo no cumplirá bien su misión si -no recurre a la oración. Por eso, los dos esposos se comprometen (salvo grave impedimento) a oír Misa una vez entre semana y a rezar durante diez minutos diarios.

 

El papel del sacerdote en el Equipo

Cada equipo debe contar con el apoyo de un sacerdote. En efecto, todos los planes de trabajo no pueden sustituir la aportación doctrinal y espiritual del sacerdote. Este, no solamente da los principios, sino que ayuda también a los hogares a encontrar la aplicación de los mismos en su vida. Esta colaboración es fructífera. Sacerdotes y matrimonios aprenden a comprenderse, a apreciarse y a ayudarse; las intenciones apostólicas importantes del sacerdote las asumen los hogares, mientras aquél tiene presentes en su Misa a estos hogares cuyos esfuerzos, luchas y deseos conoce.

 

Lanzamiento de un nuevo Equipo

Lanzar un Equipo de matrimonios es una cosa delicada.

Un comienzo demasiado rápido, sin haber precisado bien los objetivos y los métodos, aboca casi necesariamente a un fracaso. Por lo tanto, es necesaria una preparación que constará como mínimo de tres reuniones, dedicadas a la lectura y comentario de la Carta, lo cual se hará en lo posible bajo la dirección de un «Hogar Piloto». Después, el nuevo equipo formulará la petición de admisión temporal.

Transcurrido por lo menos un año propondrá la petición de «compromiso». Si se acepta, los matrimonios del nuevo equipo se comprometerán a observar lealmente la Carta de los Equipos de Nuestra Señora, tanto en su espíritu como en su letra.

 

Admisión de un nuevo matrimonio en un equipo

El matrimonio que desee ser admitido en un equipo ya formado, deberá tomar conocimiento de la Carta, que estudiará con la ayuda del Hogar Responsable o de otro matrimonio del equipo; luego, se ejercitará en practicar progresivamente las obligaciones. Después de una prueba leal de un año como mínimo, hará su solicitud de compromiso. Más adelante se compromete con el equipo con ocasión de la renovación del compromiso de los demás hogares.

¿Cómo procurar al nuevo hogar la formación adquirida por los otros hogares del equipo durante el estudio de los temas básicos? Corresponde al Hogar Responsable ayudarle a estudiar los puntos fundamentales, y le puede dispensar durante algún tiempo de contestar a los cuestionarios que en aquel momento se estudian en su equipo.

 

La Carta Mensual

Por alejados que se encuentren los equipos del Centro Director, es necesario un estrecho contacto entre ellos. No menos importante es la relación fraterna entre los mismos equipos, relación hecha de conocimiento mutuo, de ayuda y de oración.

 

La Carta Mensual, dirigida a cada hogar, establece y mantiene este doble enlace vertical y horizontal. En ella se encuentran noticias de los equipos, reseñas de experiencias interesantes, el editorial de que se ha hablado antes, los textos de oración para la reunión mensual, informaciones, etcétera.

 

Hogares de enlace. Sectores. Regiones

Aunque muy útil, la Carta Mensual no es suficiente para que las relaciones entre el Centro y los equipos sean tan estrechas y fecundas como es de desear. Ello es misión de los diferentes Cuadros del Movimiento.

Cada equipo está confiado a un Hogar de Enlace (cada Hogar de Enlace se ocupa de unos 5 equipos) . Por otra parte, los equipos se agrupan en «Sectores» y éstos a su vez en «Regiones». Los Hogares Responsables de Sector y los Hogares Regionales tienen la responsabilidad de la buena marcha de los equipos que le están confiados.

Los frecuentes contactos de estos diferentes Cuadros con el Centro Director les ayudan a transmitir sus impulsos, y a tenerle al corriente de los deseos y de las necesidades de los equipos. Gracias a ellos, las relaciones entre equipos y Centro no son puramente administrativas, sino que llevan el sello de una cordialidad fraterna.

 

El Centro Director

Está compuesto por sacerdotes y matrimonios. No es únicamente un órgano administrativo, sino el órgano motor de todo este gran cuerpo constituido por el conjunto de equipos. Su misión es la de mantener viva la mística y fuerte la disciplina. Sus miembros deben vivir cerca de Dios en la oración y cerca de los equipos mediante una solícita amistad.

Por su parte, los hogares deban sostenerlo con sus oraciones y ayudarla con sus observaciones y sugerencias.

Los esposos no considerarán su ingreso en los Equipos y su adhesión a la Carta como un término, sino como un punto de partida. La ley del hogar cristiano es la caridad. Ahora bien, como ésta carece de límites, desconoce el descanso.

En la fiesta de la Inmaculada Concepción de 1947.

 

1 Utilizamos adrede al término »testimonio» en vez del de apostolado No porqué los matrimonio» de los Equipo» rehúsan el apostolado, sino precisamente porque la mayoría ya están comprometidos en las diversas Organizaciones de Acción Católica parroquial, social, profesional, cívica, Congregaciones, etcétera, y los que no lo están, no tardan, naturalmente, en comprender la necesidad da hacerlo. La acción les hace sentir la necesidad da una vida espiritual intensa, y para enriquecerla acuden a los Equipos.

2 No es preciso decir que asta obligación, lo mismo que las otras, puada ser dispensada en caso de grave impedimento.