¡El Señor Jesucristo ha Resucitado, Aleluya!
Es el grito gozoso de la comunidad creyente en la celebración del acontecimiento que ha dado origen a la vida nueva.
Una vez más, los discípulos del Señor Jesús celebramos su Pascua. Renovamos los compromisos bautismales y nos comprometemos a ser más y más testigos fieles de la misericordia y la compasión.
Creemos en el Señor Resucitado y esa fe en Él nos lleva hacia los hermanos. No se cree impunemente. La renovación de nuestra existencia por la participación en el Misterio ha de conducirnos hacia el que sufre y necesita.
Que esta Pascua nos lleve por caminos nuevos de alegría y esperanza para que nuestro mundo triste y desesperanzado pueda encontrar testigos fieles del gozo de la salvación.