Un nuevo año

Las convenciones humanas nos tienen ahora en la celebración del final de un año y el comienzo de otro nuevo.

Que nuestro planeta tierra haya completado otro giro alrededor del sol, hace que todos nosotros experimentemos que aparece en el horizonte algo nuevo.

Aunque la fecha sea totalmente convencional, sin embargo, podemos, como creyentes, darle mayor significación y hacerla fuente de algo especial.

Los ciclos que se van cumpliendo nos permiten hacer balance de lo transcurrido y proyectar lo que está por venir.

Acoger un nuevo año nos sirve para examinar lo que hemos vivido, corregir lo que no hemos hecho bien y planear lo que anhelamos, buscamos y queremos.

Un creyente se sitúa en la temporalidad para agradecer el pasado, vivir y celebrar el compromiso presente y reconocer con esperanza que hay un futuro que puede ser mejor.

Al comenzar 2019 quiero invitar a la evaluación, la gratitud y la mirada optimista hacia adelante. Que Dios que nos ha permitido llegar hasta ahora nos acompañe en el trabajo que está delante de nosotros.

Un fuerte y sincero abrazo de Año Nuevo.

P. Ricardo Londoño Domínguez,
Consejero Espiritual del ERI