Vida conyugal, vida monástica…

 

La misma lucha

François et Elisabeth, vosotros sois equipistas de larga data, ¿cómo habéis logrado dictar una conferencia sobre el tema « Vida conyugal y vida monástica, la misma lucha?”


Después de muchos años, vamos regularmente a la abadía de Santa María del desierto, una  abadía cretense situada a unos treinta kilómetros de Toulouse. Un día, después de una comida, el padre abada, Dom Pierre-André, nos preguntó si estaríamos dispuestos a animar un retiro de la comunidad, retiro de ocho horas, al principio de la Cuaresma. Ante nuestra sorpresa e incredulidad, nos confió qué él se preguntaba si había estado inspirado por el Espíritu Santo
Inmediatamente,  Elisabeth pensó que esa  era una misión imposible, lejos del alcance, que nosotros teníamos mucho más que aprender de ellos, los monjes, que enseñarles…..François,  aunque muy sorprendido por la solicitud, se dijo interiormente : « Por  qué no ? ».
« ¿Por qué no? » Las riquezas  previstas: un relectura y un enriquecimiento de nuestro amor, de nuestros compromisos; una manera de agradecer a la comunidad que nos acoge regularmente y nos apoya con su oración desde hace muchos años, en particular durante nuestros compromisos de servicio con los ENS; una aventura nueva a dos la cual sabíamos de antemano que no sería fácil pero sin duda alguna muy enriquecedora.
Ante esa perspectivas, dulcemente, lentamente, el « por qué no » se impuso y finalmente terminamos diciendo que sí.

Podríais decirnos en unas pocas palabras ¿cómo os habéis preparado para ese retiro?

Loso primeros preparativos fueron descansados, teníamos el tiempo y pausadamente fuimos sacando las ideas, escogiendo el tema, encontrando una articulación coherente, investigando y seleccionando los documento, poniendo en común nuestras proposiciones….El título se impuso fácilmente, así como la organización del tema según dos orientaciones y el desglose en diferentes capítulos. Pero es un taller duro, intenso y continuo el que nos espera al regresar de las vacaciones de verano, 5 meses antes del evento. La casi totalidad de nuestro tiempo la consagramos entonces a esta empresa con fases de abundancia y otras de sequía. : Abundancia para hablar de nuestra vida, las instituciones del padre Caffarel; sequía para construir un ensayo sobre la misericordia, para expresar nuestra experiencia en la oración.
Alegría y descanso, cuando al término de esas largas semanas, « un verdadero trabajo benedictino », con altibajos,  pusimos punto final  a la última versión de las charlas, justo una semana antes del retiro.  Nos quedaba todavía la aprehensión de no responder a las expectativas, pero no fue mucho tiempo:

¿Cómo se desarrolló el retiro mismo?

Fue con verdadera confianza que « armamos nuestra carpa » en Santa ¿Cuáles frutos habéis recogido de esa magnífica experiencia?

Todo fue gracia…

Gracia de la misión cumplida.

Después de esta experiencia única, para nosotros, para la comunidad de Santa María del Desierto y sin duda alguna también única en Francia, una certeza: «  Nosotros somos servidores inútiles, hemos cumplido con nuestro deber » (Lc 17,10) y también un pedido del Señor: «Preserva a tu servidor del orgullo porque ése no tiene sobre mí ningún poder » (Ps 19, 14).

Gracia de una mirada renovada.

Una mirada renovada sobre el sacramento del matrimonio: no por la simple bendición de una realidad humana sin  la restauración de la justa relación entre el hombre y la mujer, según el proyecto original de Dios sobre la pareja, antes de caer.
Una mirada renovada sobre nuestro matrimonio:
– La riqueza y la fuerza de ese « sí » definitivo entregado por el uno al otro, aún si no somos tentados a mirar más allá o a soñar otra cosa.
– Dios se entrega a amar entregándonos el uno al otro a amarnos. No hay dos amores, el amor de Dios y el amor del cónyuge, pero uno solo, el mismo.
– A través de miles de cosas pequeñas, aceptar ser dependientes del « Querido te necesito », dependiente el uno del otro, dependiente de Dios; un « para ti » permanente, un don de si « gota a gota », todos los días.
– Una certeza  « Si no tengo amor, no soy nada ».
Una mirada renovada sobre nuestro compromiso en los ENS, a través del trabajo de presentación que hicimos, apoyados en las enseñanzas del padre Caffarel ; sin duda alguna tenemos que releer regularmente la carta, al igual que los monjes que releen sin cesarla regla de San Benito.  A mirada renovada sobre la comunidad del Desierto, un mejor conocimiento de los hermanos gracias a los encuentros verdaderos con muchos de ellos y el sentimiento de  una fraternidad más grande.

François y Elisabeth HATEY