No podemos ser indiferentes a la invitación que la Iglesia y el movimiento nos ha hecho reiterativamente en los últimos años, para que respondamos coherentemente como corresponsables de la construcción de un mundo guiado por los valores que sustentan nuestro camino de fe, en la gracia sacramental de nuestra conyugalidad. Es por esto que la orientación general para los próximos seis años, “NO TENGAN MIEDO, SALGAMOS…”, busca concretar nuestra condición de discípulos misioneros, no en una salida a la conquista de kilómetros o cifras, no una salida a hacer proselitismo para alimentar nuestras vanidades, sino una salida a la que el fuego del Espíritu nos lleva para tocar y ayudar a sanar las heridas de nuestras periferias que pueden estar fuera e incluso dentro del movimiento. Ese Salir, no abandona ni descuida de ningún modo, nuestra esencia, ni nuestro ser equipistas, por el contrario, es una salida que lleva consigo todo lo que somos y lo continúa cuidando y cultivando.