Carta de julio 2022

Pd. Ricardo Londoño Dominguez

Cuando pensamos en el sentido de un vínculo o de pertenencia a un grupo humano, aparecen siempre algunas exigencias que dicha pertenencia reclama. En el Movimiento, se buscó, por parte de los fundadores, tener algunas pautas que permitieran vivir lo que se pretendía. Si se trataba de crecer en la espiritualidad conyugal, caminar hacia la santidad y responder a los compromisos del matrimonio visto como sacramento de la Iglesia, serían, pues, de ese tipo las invitaciones.

En el texto de la Carta, el apartado dedicado a la Disciplina menciona el cumplimiento de las obligaciones con las que cada equipista se compromete. Es muy interesante reconocer que siempre se hablará de actividades y compromisos que nacen del sentido profundo de querer responder a Jesucristo y a la Iglesia. No son cosas que vengan de afuera, sino convicciones que se fortalecen y refuerzan.

Hoy, nosotros nos referimos a esos compromisos como puntos concretos de esfuerzo y ayudas para la vivencia coherente y auténtica de lo que constituye ser parte de un Equipo de Nuestra Señora y dentro de él, parte del Movimiento y de la Iglesia.

Un matrimonio que experimenta su fragilidad y limitaciones y que sabe de la imperiosa necesidad de dejarse ayudar y de ayudar a los demás, reconoce que la escucha de la Palabra de Dios, la oración personal y conyugal, el diálogo conyugal, las reglas de vida, los retiros espirituales, etc., son el fundamento sobre el que se cimienta una espiritualidad conyugal que permita caminar juntos a la santidad.

Nunca será mucha la insistencia en lo que significan estos PCE para la vivencia coherente y auténtica de la vida matrimonial dentro de los ENS. Cuando miramos lo que dentro del Movimiento llamamos Pedagogía, nos encontramos precisamente con la invitación a poner en práctica estos medios pedagógicos que nos ayudan en el crecimiento espiritual, conyugal y ministerial.

Como son prácticas, requieren ejercicio continuo para su afirmación y crecimiento. Si bien es verdad que cada persona y cada matrimonio tiene su propio ritmo, su estilo peculiar, su momento específico, sin embargo, para todos ha de aparecer clara la exigencia. Son actividades que requieren esfuerzo permanente, atención y cuidado.

El Movimiento ha dedicado tiempo y recursos para profundizar en el sentido, el valor y las posibilidades concretas de cada uno de los puntos. Contamos con materiales preciosos para los equipistas que quieran adentrarse en ellos y ahondar en su conocimiento y práctica. Se han publicado textos para el estudio y análisis de los PCE que merecen una constante, repetida y perseverante lectura y aplicación.

Nuestra gratitud y nuestra admiración para el Padre Caffarel y los matrimonios del inicio que lograron plasmar desde el principio este sendero pedagógico para las parejas y los equipos. Que la práctica asidua y continuada de los PCE nos acompañe en el camino ascendente de nuestra espiritualidad.

Ricardo Londoño Domínguez,
consiliario espiritual

 


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Mariola y Elizeu CALSING

Bernadette y Sylvestre MINLEKIBE